Ante la presencia de este venezolano, que con los años de su
desempeño en Educación hizo llegar su nombre a todo el país, algunas
personas podrán preguntarse si fue un profesional prestado a la
Docencia o si desde los comienzos de su actividad era ya Educador.
En su juventud le tocó vivir una época en que había mucho por realizar
en Venezuela, sobre todo en materia de Educación Técnica, y es posible que la realidad del
momento despertara en él una gran inquietud. Desde muy joven sintió vocación hacia los estudios
técnicos y para realizarlos debió partir para la República de Chile, en donde siguió cursos
correspondientes a Técnico Industrial Mecánico; posteriormente viajó a los Estados Unidos de
Norteamérica para completar su formación. En Chile también tuvo particular interés por los
métodos de enseñanza aplicados a la formación profesional; en aquel país nació su idea de poder
ofrecer algún día esos conocimientos a la juventud de su patria.
A su regreso a Venezuela es designado Ingeniero Jefe de los Astilleros de Puerto Cabello. Allí
inicia sus primeras enseñanzas al llevar a un grupo de jóvenes para que aprendieran un oficio, y
lo desempeñaran a cabalidad y en mejores condiciones; esta preocupación pone de relieve sus
inquietudes de Maestro. Igualmente, a su paso por la Industria Ferrocarrilera observa la necesidad
de formar a los jóvenes trabajadores en el conocimiento de un oficio. Supo interpretar las
necesidades, y para su actuación no escogió el camino más fácil sino el más conveniente.
En la actividad industrial también trabajó en la instalación de talleres mecánicos, fábricas y
proyectos industriales, pero después dedicó todo a la Educación Venezolana.
En 1935 le fue confiada la Dirección de la Escuela de Artes y Oficios de Caracas, y convencido de
lo que debían emprender las nuevas generaciones produce los cambios necesarios en la estructura
del plantel, y en 1937 logra que el Ministerio de Educación le dé el nombre de Escuela Técnica
Industrial. Instituto de prestigio que a su vez fue el origen de las otras Escuelas Industriales. Para
alcanzar esta meta dedicó todo su tiempo y toda la fuerza de sus convicciones. Logró así ser
escuchado y recibió las facilidades hasta alcanzar el desarrollo y plenitud de la Institución.
Luís Caballero Mejías fue el hombre que dejó huella como organizador y educador, en su labor
creador de los estudios industriales en el país. Le tocó cubrir las más diversas facetas, los
alcances y orientaciones de las mismas, en labores de implantación de programas y escuelas.
Tuvo buen entendimiento con los profesionales de las diversas disciplinas industriales en todo lo
relacionado con la fundación y conducción de las diferentes carreras de estudios. Estar a su lado
significaba contagiarse con todo lo que representaba el trabajo que se cumplía. Fue comunicativo
en cuanto a sus proyectos y logró interesar a profesionales amigos para que lo acompañaran en
esa labor tan urgente para el país, como era la de empezar a impartir enseñanza a los jóvenes en
el campo de la Formación para el Trabajo en la Industria.
Ejerció la Docencia en los diversos cursos de la escuela que formó y llevó su influjo a los
estudiantes de todas las edades. Siempre enseñó e incitó al deseo de saber.
Los jóvenes que ingresaban a la escuela empezaban por aprender que para desempeñar un oficio
se debe tener el traje adecuado. El maestro con su ejemplo demostraba que una misma persona,
igual puede saber llevar el traje de taller y el traje de gala, y el decía: "No hay profesionales
indignos, indignidad puede haber en quienes las ejercen, y eso es una condición humana y
no de los oficios".
Su persona reflejaba un ser confiado y confiable, hombre de carácter y gran bondad fue dando a
conocer oportunidades y no limitaba en los demás la posibilidad de progresar, sus colaboradores
entendían muy bien cómo responder a su confianza.
En el año 1956 debió abandonar la Dirección de la Escuela Técnica Industrial de Caracas. En
silencio fue culpado de no haber sabido callar a sus estudiantes, quienes manifestaban sus
protestas contra la dictadura. Esta situación logró su natural abatimiento. De convicción
democrática, no se amilanó ante la fuerza y la amenaza, mantuvo su línea de conducta
respetando el derecho ajeno.
Con su natural preocupación por el futuro de los egresados, sugería la idea de agruparse con
el fin de atender a la defensa de sus intereses gremiales, situación que al principio fue
atendida por medio de la Asociación de Ex-alumnos y en definitiva la idea se concretó cuando
egresados de la Escuela Técnica Industrial de Caracas crearon el Colegio de Peritos y Técnicos
Industriales de Venezuela, el año de 1958, del cual fue Presidente Honorario y Vitalicio.
Como creador e impulsor de la Educación Industrial en Venezuela, vio formarse a su lado un
considerable número de profesionales, quienes han desempeñado una amplia escala de
actividades y muchos de ellos han ocupado importantes posiciones, participando en el desarrollo
Industrial y Educativo de la Nación.
Luís Caballero Mejías nació en Caracas a principios del siglo, el 12 de Diciembre de 1903. Trabajó
con desprendimiento en función de su país, vivió satisfecho con los resultados que se obtenían
con el trabajo realizado y recibía serenamente, con inmensa alegría, el encuentro con sus
egresados.
En 1958, con el inicio de la nueva era democrática, es llamado por las autoridades educacionales
y nombrado Director de la recién creada Dirección de Educación Artesanal, Industrial y
Comercial.
Durante su ejercicio se estructuró el sistema de Educación Técnica del país, con planteles de
Educación Artesanal, Escuelas Industriales y Técnicas Industriales, Institutos de Comercio,
Escuelas Técnicas de Agricultura y Escuelas de Oficios. Para infortunio de la sociedad Venezolana,
sobrevino su muerte el 12 de Octubre de 1959 cuando tanto se esperaba de él.
El maestro, como también lo llamaban los alumnos no vivió lo suficiente como para ver coronada
su obra con la fundación del Politécnico, del cual, al mencionarlo, decía: "De allí saldrán mis
muchachos ingenieros industriales". Pero sí debió intuir que la obra quedaría concluida, porque
su trabajo había sido arduo, había trazado caminos y creado conciencia sobre el particular. En
este sentido, Luís Caballero Mejías había expresado: "El Politécnico ha de ser, necesariamente,
la culminación del sistema de Educación Industrial ya establecido en Venezuela, y por el
cual debemos luchar sin claudicaciones ni intereses personales".
En 1962 fue creado el Instituto Politécnico de Barquisimeto y más tarde se iniciaron otros. Como
un homenaje al creador de la Educación Industrial en Venezuela, en la Escuela Técnica Industrial
de Caracas, de la cual fue fundador y Director por más de 20 años, fue creado el Instituto
Politécnico "Luis Caballero Mejías".
A Caballero Mejías, luchador incansable para los fines de la educación, no siempre le fue fácil ser
entendido en sus aspiraciones y atendido en todas las necesidades para la realización de sus
proyectos; por eso, cuando a otras personas en cualquier nivel de sus actividades tenían ese tipo
de dificultad, les decía: "Haz y después explicas", significando con esto que es necesario
trabajar para convencer.
Venezuela recordará siempre con respeto y gratitud la figura de ese gran educador que se llamó
Luís Caballero Mejías.
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